Mientras caminaba
con el sol a mi
espalda
y la luna en mis
ojos,
me di cuenta de que
nunca
he necesitado a
nadie
tanto
como para perderme
mi vida
por vivir la tuya.
Mientras amanecía
con el aire en mis
pulmones
y corazón latiendo,
me di cuenta de que
lo único
que me impedía ser
yo misma
era el miedo de
perder algo
que nunca tuve.
(cc)