Mientras me queman
las palabras en mi garganta,
puños de acero las acompañan.
Quisiera sacarlas,
aunque me arda la boca,
e incluso,
aunque todas te quemen.
Hoy me duele la luz,
la de tus ojos a las estrellas,
los mismos
que ahora susurran un
"déjame por favor
quiero estar solo".
Hoy me duele la luz.
(cc)