'Times Square can't shine as bright as you'

jueves, 31 de diciembre de 2015

XXXIII; todas las cosas que nunca te dije.

Me latía el corazón
mientras me tumbaba
vacía,
cansada
de tu amor,
de quererte tanto.
Pero ahora no podía sentir,
ni siquiera una gota de dolor,
ni siquiera el amor
que una vez sentí por ti.

Mi corazón aún latía
mientras recordaba
cómo me miraste a los ojos
y me preguntaste si
realmente te quería.
Y tu esperaste por la respuesta
que nunca llegó
porque estaba demasiado ocupada 
pegando mis labios contra los tuyos.

Mi corazón aún late
mientras espero que tú
algún día leas esto
y me perdones,
por todas las cosas que nunca te dije.

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lunes, 12 de octubre de 2015

XXXII

El frío cuero de tu chaqueta
contrastaba con el calor de mis mejillas
y me preguntaste cómo podía quererte,
pero yo solo podía pensar en tus labios.
Mientras me abrazabas me fui,
no sé a dónde ni cómo,
pero en un momento
ya no me abrazabas,
ni estabas allí conmigo.
Sin embargo podía sentirte aún
y eso era suficiente para mi.

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sábado, 3 de octubre de 2015

XXXI

Te miro como la estrella
más bonita en el cielo
que me alumbra todas las noches
a la vera de mi ventana
escribiendo las cosas que nunca dije.
Te miro como miro al cielo
cuando la luna está afuera,
con mis ojos brillando
por la pálida luz blanca
que destellas.
Te miro porque lo adornas

de miles de estrellas.

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sábado, 20 de junio de 2015

XXX

Se podía oír
cómo se rompió su corazón.
Pero cada vez que él la miraba
todo el dolor desaparecía,
porque lo único que a ella le importaba
era que sus ojos la siguieran,
que el supiera que ella existía.
Y que lo hacía por él.

Entonces ella se entristecía
porque algo le susurraba
lo imposible que parecía
que una vez ella existiese para alguien.

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lunes, 15 de junio de 2015

XXIX

Me gustaría saber si duele.
Si te sigue doliendo verme
caminar por los pasillos
apenas mirándote.
Quiero saber si tu corazón
sigue doliendo cuando me ves
alejarme de ti.
Quiero poder leerte
como si fueras mi libro favorito
y ver si alguna vez hice que te doliera
tanto como me duele a mi.
                                                       
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domingo, 3 de mayo de 2015

XXVIII

Ojalá supiera cómo funciona tu cerebro
y así poder mirarte y ver
cómo te sientes sobre mi y cómo
querías que fuera.
Pero no puedo, y eso, cambia todo
lo que puedo hacer para que te enamores
tan fuerte como yo me enamoré de ti.
No puedo hacer nada al respecto,
sólo aceptar el hecho de que no podemos ser
más que extraños que a veces
cruzan miradas para saber que ambos
estamos pensando en la otra persona.

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domingo, 26 de abril de 2015

XXVII

El sabor del café amargo me recuerda
todas la veces que debí callar y,
sin embargo hablé para decirte
lo importante que eras para mi.
Debí haber callado en el momento que dijiste:
"tenemos que hablar", y ahora,
tomando el café junto la mesa en la que pasó
el recuerdo se me atraganta en la memoria
como si se hubiera roto la cinta.
Recuerdo cómo el café frío se peleaba
con el nudo en mi garganta, y que al final
logré decirte adiós con el sabor amargo
tiñendo mi voz. Y tú te fuiste, sin preocuparte
de que tu café también se había enfriado.

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jueves, 26 de marzo de 2015

Spaces

Su respiración pausada hacía el silencio de la sala aún más ensordecedor de lo que ya era. Aquella noticia había causado el silencio y la desesperación que inundó a aquella tímida chica que supo su primera risa verdadera con aquel grupo de chicos totalmente desconocidos para ella.
Quería llorar. Quería gritar hasta que sintiera el mismo dolor físico que emocional. En un mísero instante había vuelto a aquel círculo negro que antes la rodeaba. La necesidad de apaciguar aquella cólera instantánea emanó de ella como nunca lo había hecho. Aunque el sentimiento fuera casi desconocido para ella, lo recibió como un viejo amigo para dejarlo actuar en toda ella como un perfecto igual.
Quería, sentía que sus pulmones debían sangrar de la misma forma -literal- que lo hacía su corazón en ese momento. Las sienes le palpitaban incluso más fuerte que su órgano principal. Sentía que su piel ardía sobre la sangre que éste bombeaba. Necesitaba calmarse, calmarlo.
Levantó los ojos de sus muñecas prácticamente como papel cortado y vislumbró la foto de aquel grupo de chicos y pensó en todas la veces que esa foto había evitado que ella llorara y la idea de que esa misma foto la hacía llorar ahora, fue una ironía que decidió no tomar. No estaba preparada. Nunca lo había estado a pesar de todas las veces que su mente le había debatido la posibilidad de uno de ellos dejándola. Y ahora estaba pasando mientras ella creía que aquella ridícula situación podía ser una completa farsa.
Volvió, por otra vez, a leer el artículo que confirmaba lo que la había puesto en esa situación en primer lugar. Era como si todo su cuerpo, cada parte en sí misma, hubiese aceptado el hecho de que uno de ellos sí que la estaba dejando; mientras que aquel conjunto, ahora de completos nervios y palabras indefinibles, no acababa de procesar las palabras que aparecían en la pantalla del ordenador.
La incredulidad ya no llenaba sus ojos apenas, sin embargo algo más profundo empezó a formarse en el fondo de éstos. Algo tan amargo casi como la pura rabia tras una traición. Y es que eso sentía ella. Como una llamarada incendiando lo que le había costado tanto crear.
¿Y las promesas? ¿Qué fueron de ellas? ¿De los momentos? ¿Tiene que ser algo más que esto, verdad? ¿Simplemente las pequeñas cosas desaparecieron? ¿Cambiaste tu mente sobre todo?
Tantas preguntas con tan pocas respuestas. Dónde irá mi corazón ahora, si está roto, mientras el espacio entre nosotros se hace más grande cada vez.
La chica sentía que, de alguna forma, esas preguntas iban a perecer ahí, en el aire.
Pero una de ellas sí tendría respuesta en contra de las otras: ¿Podemos empezarlo todo de nuevo?

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jueves, 12 de marzo de 2015

XXVI

Para qué negar que echo de menos
las lágrimas rozando mi mejilla
y su sabor a corazón roto y dolor.
Para qué negar que por mucha lucha
siempre seré aquella chica insegura
que sueña con que alguien 
se enamore de sus defectos,
para ella está completa, y perdida
en la cuenta de los que son.
Sueña con el amor que vio en una novela,
cuando aprendió a dejar de lado
lo que su corazón le decía.
Ahora, la melancolía y la penumbra la invaden,
buscando hueco y alma que arruinar.
Para qué negar que eso es lo único para ella.

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domingo, 25 de enero de 2015

XXV

Desde el momento que me pediste
que bajara el volumen de la música,
supe que aquello había cambiado.
Que ni yo era la misma,
ni tu tampoco. Que algo en ambas
ya no era lo que había sido.
Aquí empezaron las situaciones forzadas
y el malestar común. La primera brecha
del jarrón con agua. Después,
no hubo más tensión. El jarrón se rompió
y vertió todo el agua.
Pero incluso cuando rompió, no lloramos.
Ambas sabíamos que teníamos que
dejarnos ir, si queríamos repararnos.
Y así lo hicimos.
Sólo pido, que al mirar atrás recuerdes
nuestro jarrón lleno de agua y fisuras,
y que veas el tiempo que pasamos juntas,
los recuerdos, Ni buenos ni malos.
Sólo recuerdos.

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lunes, 12 de enero de 2015

carta I

 Siempre he sabido que tenías un don para hacer reír a la gente, para levantarles el ánimo en cuestión de segundos. Pero como todas las personas, también necesitabas ayuda. Como yo. Y uno de mis mayores errores, fue no saber leer esas señales de ayuda que me mandabas. Quizás esa sea otra cosa que añadir a la lista de cosas que nunca seré capaz de perdonarme.
 Perderte ha sido, al principio, una de las peores cosas que quizás me haya pasado en mi corta vida, pero también puedo asegurar que ha sido una de las mejores. No me mal interpretes, pero quizás no fuese el mejor tiempo para conocernos. Quizás hubo un tiempo en el que fuimos mejores, en el que nuestra compañía hacía mejor al otro. Pero simplemente eso ya pasó. Puede que ya sea hora de pasar la página o cerrar el libro. Estoy lista.
 Aunque hay algo que todavía me inquieta en la forma que recuerdo nuestra amistad. Casi como algo muy lejano a quiénes somos ahora en realidad, y que nos ha costado a ambas ciertas cosas. Puede que con el tiempo ambas cambiemos nuestra forma de pensar y ver las cosas de nuevo, incluso que la memoria del tiempo que pasamos juntas se distorsione hasta que cojamos rencor a la otra persona, pero el recuerdo de ahora es el que cuenta.
 Cuando crezca espero reírme mucho de la forma en la que pienso ahora y de lo dolida que me encontré por tonterías, pero al fin y al cabo son esas tonterías las que hacen los recuerdos más grandes y poderosos. Las cosas que de verdad nos marcan son las más pequeñas, las que incluso en el momento en que pasaron no significaron nada, y con el paso del tiempo fueron creciendo, como nosotras. 

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